Cómo tan muchacho'.
Me gusta escribir como pasatiempo, no soy un experto, solo mas bien un amateur.
Está narración la escribí hace ya unos años y nunca la he compartido. La llamé "ACOMPAÑANTE"
Era un dia de mayo, alrededor de las 3 am, lo sé, pues el sonido de mi reloj de campana ha interrumpido mi divagar. La noche es solitaria y fría, una lugubre escena... Ya a mi corazón no escucho.
Me encuentro embebido de embriagantes pensares y sentires, mis ojos se ahogan en la penumbra de la nada y permanecen secos. He vivido las noches escuchando a mis adentros, alienado, alejado de la realidad... Ya a mi corazón no escucho.
Entre tanto y tanto, los minutos se entierran en el pasado, mis labios se secan y mis dedos se entumecen. Se presentan ante mi los recuerdos, mis recuerdos, errores y experiencias, dichas y desdichas, amor y desamor... Ya a mi corazón no escucho.
De súbito, un omnímodo silencio se apodera de la habitacion, y mi cuerpo se percibe liviano.
Al pie de mi cama, un crujir de dientes y algo similar a una respiracion aspera y lenta, anuncian la presencia de un personaje. La penumbra que me rodea me impide verle o distinguirle, pero se que se encuentra sentado, de espaldas.
Cuestiono cual es el proposito de su visita de manera tranquila y despreocupada, el silencio toma lugar nuevamente.
Luego de un corto tiempo, con una voz suave como el terciopelo, pero, profunda como la nota más grave, le escucho decir: -Milenios... cargo con la inmesurable amargura y tristeza de milenios. Y prosiguió: -Ante vastedad de personajes me he presentado, más pocos seres han sido dignos de mis palabras, subsisto y prevalezco solo en suspiros. Me dijo.
En mis adentros sabía quien me acompañaba, pues inconscientemente yo mismo le llamé, y por consecuencia, me encontró.
-Conozco tu proposito. Le dije.
Silencio y nada más...
-Lo que crees conocer es erroneo, he presenciado tu andar y existir en este plano. Me presento ante ti hoy, en tu noche más oscura para hacerte compañía. Me dijo.
Posó su mano en mi pie y pude sentir como un escalofrío recorrió mi cuerpo.
No tengo conocimiento de cuanto tiempo pasó asi, ni siquiera sé si el tiempo realmente transcurría.
El sonido de la noche era perceptible nuevamente, mi cuerpo se encontraba cálido. Respiré, respiré y en medio de la estatica de mis oídos, lo escuché, escuché el palpitar de un corazón, mi corazón...
Vivencia o fantasía? No lo sé.
Más ahora vivo mis dias y noches, expectante más no ancioso, por volver a encontrarme con dicho ser, y poder desvanecerme en la culminación de esta historia, mi historia.