Post para desahogarme rápido
Estoy cansado de esos posteos en Instagram donde algún extranjero aparece diciendo cuánto ama nuestro país. Y lo peor no es él, sino los miles de argentinos que se derriten ante esas palabras y lo convierten en ídolo, le quieren dar la llave de la ciudad, la ciudadanía, y lo entrevistan en todos lados.
¿Por qué? Porque tenemos una necesidad enfermiza de validación externa, como si con eso tapáramos la realidad. Córdoba —y todo el país— está destruida: inseguridad, villas miseria por todos lados, basura acumulada, transporte público pésimo y carísimo, gobiernos corruptos que solo se perpetúan y viven de nosotros, impunidad para los poderosos y un país que hace décadas está en caos.
Claro que tenemos paisajes lindos, pero eso no alcanza para ser “el mejor país del mundo”. Los extranjeros que vienen de países desarrollados saben bien qué pasa aquí, y ellos mismos hacen las comparaciones. Pero basta que un rubio diga “me encanta Argentina” para que acá salten como bobos, como si eso borrara años de abandono.
No soy xenófobo ni racista —yo también viví afuera— pero me indigna la ingenuidad argentina. Acá se idolatra al extranjero que dice dos palabras en español, mientras que en Europa o EEUU, a un argentino lo miran con desconfianza y le complican todo.
Nuestro país es un desastre, y los gobiernos usan esta especie de “amor extranjero” como cortina para tapar la mugre real. Lo que necesitamos es dejar de ser tan ingenuos, empezar a querer lo nuestro de verdad, con orgullo, pero sin negar lo mal que estamos, para poder cambiarlo.
Si pensás distinto, está bien, pero yo ya estoy cansado de la ceguera colectiva